Síndrome de Intestino Irritable: Mi historia

SINDROME DE INTESTINO IRRITABLE

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Detrás de una nutricionista también puede haber problemas relacionados a la alimentación y hoy quiero hablarles sobre el síndrome de intestino irritable, que ha estado presente en mi vida desde siempre y no lo sabía.

El Síndrome de Intestino Irritable es un problema que afecta al intestino grueso. Puede causar cólicos, distensión abdominal, cambios en los hábitos intestinales, diarrea o estreñimiento, o periodos de diarrea y otros de estreñimiento. El síndrome de intestino irritable puede ser confundido con gastroenteritis, trastornos de estreñimiento, entre otros.

En mi historia, el síndrome de intestino irritable al parecer siempre estuvo presente. Recuerdo que desde que era muy pequeña mi mamá siempre estaba preocupada por mi barriga, decía que estaba muy “barrigona”. Siempre tuve algunas intolerancias alimentarias como a la lactosa, que era común que, si me comía un helado, al rato iba a tener diarrea o muchos cólicos con abdomen inflamado.

Hace unos años tuve un tratamiento prolongado con antibióticos por acné que me ocasionó una gastritis medicamentosa y desde ese entonces dejé de tolerar salsas en general, alimentos fritos, bebidas alcohólicas como el vino, entre otras. Aparte, no podía cenar mucho porque inmediatamente empezaba el reflujo.

Hubo ocasiones en las que me tuve que inducir el vómito porque era la única manera de aliviarme. Más adelante le empecé a prestar atención a mis evacuaciones, porque lo “normal” para mí, era ir 2-3 veces a la semana al baño a evacuar, en otras ocasiones me pasaba que tenía diarreas, dependiendo de lo que comiera. Si me iba de fiesta un viernes y comía comidas procesadas y tomaba algún tipo de bebida alcohólica, al día siguiente no me alejaba del inodoro.

Cuando me iba de paseo con amigos y no comprábamos frutas ni vegetales, aparte tomaba poca agua y para acabar comía almidones muy simples, no iba al baño en ningún momento del trip y al regresar, tenía que utilizar ayuda para poder evacuar. Mi condición llegó a ser tan crítica que en una ocasión tuve hasta que ir al hospital para poder evacuar.

Fui a gastroenterólogos diferentes en varias ocasiones y solo me recetaban laxantes o algún medicamento para quitarme la gastritis, aparte de una dieta alta en fibra. Para mí era demasiado estresante que las mismas recomendaciones que le daba a mis pacientes con estreñimiento no me funcionaran y a los pacientes sí.

Con la pandemia de la Covid-19, estas situaciones no mejoraron, mas bien, empeoraron. Hacía ejercicio más seguido, comía mucho mejor que antes de la pandemia y nada me funcionaba. Algo importante que identifiqué fue que entre más estrés tenía, peor era mi situación, o sea, que también dependía de mis emociones.

Decidí por tercera o cuarta vez ir al gastroenterólogo, a uno diferente a los que había ido. Esa semana en la que tenía mi cita intenté comer lo mejor posible, muchos vegetales y frutas, muchos almidones altos en fibra, muchísima agua y hacer ejercicio. Para poder decirle al doctor con propiedad, que lo que normalmente recomiendo a mis pacientes con estreñimiento, no me sirve.

El doctor me hizo una entrevista extensa donde preguntó datos sobre mi alimentación, trastornos hormonales, antecedentes personales, hábito de ejercicio, intolerancias identificadas, síntomas generales, frecuencia de evacuaciones, etc. Luego me pidió que me acostara en la camilla para palpar mi abdomen y hacerme un ultrasonido. Al palpar mi abdomen, aparte de estar súper distendido, se escuchaban los gases como se movían por el intestino. Me hizo el ultrasonido y todos mis órganos estaban bien.

Luego del examen físico y toda la entrevista que me hizo, concluyó que lo que probablemente tenía era Síndrome de Intestino Irritable e inmediatamente encontré la solución a mi malestar general, ¡que bien me sentí!  Claro, no era concluyente, aún faltaba que me practicaran una batería de exámenes, pero ya veía un norte a mi diagnóstico.

Me prescribió un montón de exámenes de laboratorio, entre ellos las pruebas de tolerancia al gluten, perfil tiroideo, exámenes de orina y heces. Me prescribió magnesio, probióticos y un medicamento más para el control hormonal, por si acaso. Lo que más me llamó la atención, porque yo, siendo nutricionista, nunca lo había intentado, fue el plan alimenticio que me recomendó: dieta libre de FODMAP.

Y se preguntarán ¿Qué es eso?

FODMAP

Es un acrónimo compuesto por las palabras Fermentables, Oligosacáridos, Disacáridos, Monosacáridos y Polioles. El objetivo es eliminar los alimentos que incluyen estos carbohidratos que se fermentan, para mejorar el funcionamiento del intestino.

Este es un estilo de dieta terapéutica, por lo que no debe ser utilizada para pérdida de peso y tiene una manera especial de practicarse. Se debe eliminar al 100% todos los alimentos que incluyan carbohidratos fermentables, esto debe durar entre 6 a 8 semanas. Luego de esta “limpieza” se deben empezar a incluir los alimentos uno a uno para ver como reacciona el organismo e identificar las verdaderas intolerancias.

Les voy a mencionar algunos de los alimentos de cada tipo de carbohidrato que no puedo consumir, mientras practico el plan alimenticio libre de FODMAP.

Fructosa

Frutas como manzana, pera, mango, sandía, guineo maduro, frutas enlatadas, frutas secas, jugos de frutas, miel, sirope de maíz alto en fructosa (presente en la mayoría de las bebidas azucaradas, cereales, kétchup, salsa barbacoa y alimentos dulces en general).

Lactosa

Leche, helados, quesos blandos

Oligosacáridos

Vegetales: Alcachofas, espárragos, remolacha, coles de Bruselas, brócoli, coliflor, repollo, ajo, cebolla, maíz, tomate. Frutas: sandía, manzana, melocotón. Verduras como yuca.

Polioles

Azúcares sustitutos (edulcorantes) como sorbitol, manitol, malitol, eritritol, xilitol y todos esos que terminan en “ol”. Frutas como ciruelas pasas, ciruela, nectarines, etc.

Se preguntarán, ¿entonces, qué puedo comer?

Puedo comer libremente todo tipo de carnes que sean magras. Vegetales como pepino, lechuga, zucchini, zanahoria, pimentón rojo. Frutas: papaya, fresas, kiwi, piña, mandarina, naranja. Quesos duros como cheddar, monterrey Jack, manchego. Quesos fermentados con hongos blancos como brie y camembert.

En este momento, estoy en mi cuarta semana libre de FODMAP, tomando mis probióticos y el magnesio. Me ayudé de una aplicación que conseguí para tomar decisiones más fáciles y encontrar más opciones para comer. Tuve que dejar el otro medicamento que me recomendó el médico porque me estaba ocasionando más estreñimiento.

Mi cuerpo ha cambiado un montón desde que empecé este tratamiento dietético. El abdomen se me ha reducido muchísimo, y no por pérdida de peso, si no porque me desinflamé. Claro que he perdido peso, porque dejé de comer muchísimas cosas realmente calóricas, entre ellas les puedo mencionar todos los productos con harina, y las bebidas alcohólicas. He podido regular mis evacuaciones que es lo que más feliz me hace.

Me ha afectado emocionalmente seguir este tipo de alimentación por varias razones. La principal y que ya estoy superando, es que yo comía saludable y muchos vegetales, frutas y carbohidratos en general que consumía, ya no los puedo consumir. La otra es que me quedo sin ideas, me desmotivo y no como. Veo a las demás personas en mi casa comiendo de todo y yo no puedo. Y a este nivel, no es no quiero o que no lo como porque después me puedo engordar, es que si me lo como, me afecta muchísimo.

Este es un tratamiento dietético indicado para Síndrome de Intestino Irritable o Enfermedad de Crohn. Si tienes muchos problemas gástricos e intestinales, te invito a que acudas a un gastroenterólogo que te ayudará a identificar cuál es tu problema y el tipo de dieta que debes hacer. De ahí, debes acudir a un nutricionista para que guíe en este proceso.  Por suerte, soy mi propia nutricionista, he podido controlarme, llevo un control de mi peso para ver las fluctuaciones y un diario de alimentación y síntomas. Eso me ha ayudado a poder identificar si dentro de los alimentos libre de FODMAP existe algún otro alimento que me afecte.

Espero que este artículo te sirva para darte cuenta que detrás del estreñimiento, diarreas crónicas o algún problema gástrico en general, puede haber un trastorno que no sea necesario tratar con medicamentos, sino con una alimentación adaptada a la condición.

Si necesitas ayuda, no dudes en contactarte conmigo o buscar en mis planes el que más te convenga.

Espero que te haya gustado este artículo.

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Lupita Meana

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