Maggie es una adolescente con Síndrome de Down, quien llegó a mi consulta para ser evaluada y desarrollar un plan de alimentación para su condición. Según define Mayo Clinic, “el Síndrome de Down es un trastorno genético que se origina cuando la división celular anormal produce una copia adicional total o parcial del cromosoma 21”.
Esta condición genera muchos retrasos en el desarrollo
- Con respecto al desarrollo cerebral, pueden presentar un desequilibrio difuso y generalizado en el cerebro. Esto produce que sean propensos a captar, procesar, interpretar y elaborar la información más lento.
- En cuanto al desarrollo del músculo esquelético pueden presentar alteraciones como:
- Un tono muscular más bajo y un aumento de la laxitud de los ligamentos (hiperlaxitud). La fuerza se ve disminuida (hipotonía) y las extremidades son más cortas.
- Tienen problemas con el equilibrio y la coordinación, debido a la hipotonía.
- Otros problemas médicos pueden ser cardiopatías, problemas respiratorios, deficiencias visuales y auditivas, problemas digestivos, hormonales y epilepsia.
Estos niños también tienden a tener un retraso en el crecimiento de los dientes, que puede producir dificultades al inicio de la alimentación y trastornos sensoriales.
En niños sin este trastorno genético, la ablactación, que es el proceso donde se inicia la introducción de los alimentos, debe iniciar a los 6 meses de vida. Es muy importante iniciarla porque la leche se vuelve insuficiente. No iniciarla a tiempo puede causar problemas en el crecimiento y desarrollo del niño.
Etapa pre-escolar
Como Maggie tiene Síndrome de Down, aunque se le inició la ablactación a tiempo, nunca se avanzó con la inclusión de nuevas consistencias. Como se recomienda para todos los bebés, su mamá inició con alimentos tipo papilla, cremas o licuados con leche materna o la leche que estaba utilizando.
Ella aceptó muy bien esos alimentos, no hubo ningún problema con esas consistencias. El problema empezó cuando le empezaron a salir los dientes, cerca de los 2 años de edad. Su madre, tenía mucho miedo a que se pudiera atragantar con un pedacito de alimento, por lo que mantuvo la consistencia tipo papilla. Esto representó un problema, pero no fue el único.
Tiempo después, cuando trataron de incluirle comida en pedacitos, empezó a rechazar alimentos específicos como frutas y vegetales. La mamá no entendía por qué, porque al darle jugos o licuar los alimentos con las cremas sí los aceptaba, pero no aceptaba el pedacito, ni el grumo. Obviamente, el sabor no era un problema, sino la consistencia.
Después empezó a notar que cuando le intentaban dar el pedacito de pollo o carne deshilachado, también lo rechazaba, pero el pescado no. Encontraron la solución en darle sopas de pollo o carne licuadas, con eso lograron el objetivo de que estuviera recibiendo los nutrientes que necesitaba.
Etapa escolar
En la etapa escolar, ella estuvo en una escuela de educación especial, donde habían más niños con su condición. Iba acompañada de su mamá para poder mantenerla controlada, porque Maggie tiene un déficit intelectual y puede ser, en ocasiones, un poco agresiva. Siempre en las meriendas la mamá le llevaba una crema con leche y un jugo natural. Ella observaba que otras mamás llevaban emparedados, galletas, frutas y más alimentos para sus hijos y no entendía por qué Maggie no podía comer eso.
Luego de esto empezó a atenderse con una nutricionista hasta que lograron alcanzar algunas otras consistencias tipo papilla, pero la rebeldía de Maggie lo dificultaba. Maggie antes de llegar a mí, pasó por otros nutricionistas, psicólogos, y terapistas ocupacionales, que la ayudaron a la integración sensorial.
Etapa de pre-adolescencia y adolescencia
Cuando iniciamos las consultas, yo decidí tratarla como si no tuviera ninguna condición, ya era una adolescente y tenía muy mal comportamiento. Hablé con ella directamente y le expliqué la importancia de comer de todo y le hice ver que ya es una niña grande y no debe comer como si fuera un bebé.
Maggie está siguiendo muy bien las recomendaciones que acordamos juntas. Está comiendo desayuno, almuerzo, cena y 2 meriendas, una de las meriendas es a media tarde y la otra es antes de dormir. Ella esta consciente de que sus meriendas llevan una porción de fruta y que solo debe comer crema en el desayuno. En el almuerzo y cena debe incluir vegetales y siempre probar alguno nuevo.
Definitivamente su mamá ha hecho un excelente trabajo en la inclusión de nuevos alimentos, siguiendo las recomendaciones acordadas. Maggie tiene días muy buenos y otros no muy buenos para seguir este proceso, pero lo importante es la constancia.
Actualmente, Maggie continúa con sus terapias de integración sensorial y psicología, aparte de su terapia nutricional. En esta etapa en donde se encuentra, la adolescencia, es muy importante que coma de forma adecuada. Los chicos con Síndrome de Down tienden a ser gorditos y son pequeños en comparación a la población sin ninguna condición.
Le encanta nadar y está asistiendo a clases de natación, lo que la ha ayudado a mantener un peso saludable, y a mejorar su comportamiento por la disciplina que debe tener. Hemos logrado que empiece a comer ciertos alimentos que no comía y le han gustado. Logra triturar sus alimentos antes de tragar y hemos incluido frutas y vegetales tanto en compotas como en pedazos.
Espero que podamos seguir avanzando y que logre comer de todo en algún momento de su vida. Tengo que decirles que todos esos problemas pudieron evitarse si desde un inicio se hubiera guiado de una mejor manera a la madre. El tratamiento multidisciplinar de estos pacientes asegura un buen avance a pesar de la condición.
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