Disfagia: La Historia del Sr. Cesar

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Después de una vida bastante activa y de una vejez sorprendentemente saludable, el Sr. César sufrió un evento cerebrovascular hemorrágico, conocido como derrame. Ya pasaba los 80 años, y a pesar de que el derrame le afectó el lado derecho del cuerpo, con ayuda terapéutica, mantuvo su capacidad para caminar, asearse, comer solo y mantuvo la claridad del pensamiento.

A pesar de que el Sr. César logró mantener independencia en las actividades de la vida diaria, quedó con problemas para alimentarse. Al llegar a mi consulta, y hacer la entrevista nutricional, me di cuenta de que el Sr. César presentaba disfagia. El familiar que lo acompañaba me comentó que ya habían empezado terapias de alimentación con un fonoaudiólogo por ese diagnóstico, lo que me pareció fantástico.

Según la Real Academia Española, disfagia es la dificultad o imposibilidad de tragar, lo que quiere decir que el proceso de mover los alimentos, sólidos o líquidos, de la boca al estómago requiere más tiempo y esfuerzo. Esto puede causar atragantamiento o ahogo y otras condiciones como babeo, voz ronca, regurgitación, tos, adelgazamiento, entre otras.

Al Sr. César, se le dificulta la deglución de líquidos y algunos tipos de consistencias sólidas. Él es hipertenso y diariamente toma un medicamento que contiene diurético. Como tiene dificultad para tomar líquidos, ha decidido no tomar agua “para no ahogarse”, sus familiares le han insistido y logran darle menos de 1 litro de agua en el día. En su evaluación pude ver que estaba evidentemente deshidratado.

Por otro lado, el nivel de disfagia que tiene le afecta la deglución de alimentos que son pastosos pero tienen grumos, como arroz, puré de zapallo y alimentos con salsa que se separan, como carne molida guisada. Esta dificultad le causó una pérdida abrupta de peso.

Ahogarse o atragantarse con estos alimentos puede causar broncoaspiración, que no es más que el alimento pasa a la tráquea en lugar del esófago. Esto puede causar distintas enfermedades respiratorias como pulmonías y neumonías.

En primer lugar, había que tratar la deshidratación, que aún no había causado alteraciones a nivel bioquímico. Lo traté prescribiéndole un espesante de alimentos que no les cambia el sabor ni olor, solo la consistencia. Lo rechazó desde el primer momento. Era de esperarse que un señor de más de 80 años, con un evento cerebrovascular y acostumbrado por toda una vida a hacer las cosas de una manera lo rechazara.

Finalmente se le convenció de utilizarlo y con esto pude lograr que comiera los mismos alimentos que el resto de la familia. El espesante de alimentos homogeniza distintas consistencias que pueden separarse, como los alimentos con salsa, la crema de avena, las menestras guisadas, las sopas y cremas.

Por otro lado, le recomendé una dieta normal en sodio, pero sin alimentos procesados (enlatados, enfrascados, etc.), con alimentos triturados, con una consistencia tipo puré. Podía comer vegetales cocidos, verduras blandas majadas, vegetales y frutas suaves con alto contenido de líquido, como el tomate, la lechuga, el pepino, papaya, melón y sandía, entre muchas otras, debidamente espesadas.

Las proteínas son muy importantes en edades geriátricas por la tendencia a la disminución de la masa muscular. En casos de disfagia, las proteínas animales son unos de los alimentos más difíciles de adaptar por su consistencia tan fibrosa.

Se incluyó en su plan de alimentación carnes blancas principalmente y rojas en cantidades limitadas, pero el Sr. César tiende a rechazarlas y esto hace que no coma las cantidades que necesita. Le recomendé suplementarse con una fórmula para adultos alta en proteína que la consume a la hora de la merienda. También le agregué a su dieta diaria un módulo de proteínas para ayudarlo a cubrir el requerimiento diario para su edad y contextura.

El Sr. César continúa con su disfagia. Es una condición que lo acompañará el resto de su vida.  No obstante, ha mejorado su peso, ha aumentado su masa muscular y responde mejor a su terapia física. El Sr. César ha mejorado su calidad de vida con las recomendaciones específicas que lo ayudan a adaptarse a su nueva condición.

Existen muchas personas que han pasado por esa situación y no encuentran la manera de adaptar su comida. He visto muchos pacientes con distintos tipos de eventos cerebrovasculares, todos son diferentes, pero la disfagia es muy común en ellos. La disfagia es más frecuente cuando se les ve afectado el hemisferio izquierdo del cerebro.

La disfagia puede ser causada por distintos tipos de enfermedades o condiciones. Además de accidentes cerebro vasculares, es también frecuente en personas que han tenido cirugías de columna cervical o personas con obesidad, entre otras condiciones.

Es importante saber que estas personas, a pesar de su condición, necesitan tener calidad de vida. La comida es uno de los placeres de la vida y no poder comer lo que te gusta puede causar problemas relacionados a la salud mental.

Por eso, si tienes algún familiar con problemas de disfagia escríbeme para poder ayudarte desarrollando un plan de alimentación que se adapte a la necesidad de tu ser querido, que tome en cuenta el grado de disfagia y las consistencias más apropiadas para él o ella.

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Lupita Meana

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